Les comparto el enlace al episodio: https://open.spotify.com/episode/4pbfBAbfIxi4tbDTlfWVgC?si=0LcZSud6Ti2GCFWMxDVO8Q Platón retoma el tema de la poseía, de los poetas trágicos y reitera su expulsión de la República, porque en realidad son imitadores de lo real, son apariencias. El mundo de las ideas, del cual platicamos en el capítulo sobre la caverna, se encuentra en la mente de Dios. Por eso el mundo físico, corpóreo es imitación del verdadero. Para Platón vivimos en una simulación. El artista en última instancia es un imitador. Pues del mismo modo diremos, creo yo, que el poeta, sin saber otra cosa sino imitar, colorea, él también, sólo que por medio de palabras y frases, los objetos de las diversas artes con coloración propia de cada una, de modo tal que las gentes como él, que no ven las cosas sino a través de las palabras, creen que se expresa muy pertinentemente cuando habla, con medida, ritmo y armonía, ya sea de zapatería, ya de estrategia o de cualquier otro tema: tan grande
Les comparto el enlace del episodio: https://open.spotify.com/episode/4lFlegNvTssaalWM0dKd31?si=H844EjilRxixR-9RMMPTOw Platón, después de abordar las formas corruptas de gobierno, analizará al hombre nacido de la peor forma de gobierno, de la tiranía. Buscará entender cómo surge y se comporta un tirano. Platón compara al hombre tiránico como un zángano: Ninguna otra, dijo, sino ésta precisamente. Pues bien: cuando los demás deseos, zumbando alrededor del amor, entre nubes de incienso y repletos de perfumes, de coronas, de vinos y demás placeres licenciosos propios de tales reuniones, hacen crecer y alimentan al zángano hasta no poder más, armándole a la vez del aguijón de la pasión, es entonces cuando, presa de delirio y escoltado por la locura, se agita frenéticamente este jefe del alma; y si encuentra en sí mismo ciertos principios o deseos de los que se tienen por buenos y en que haya todavía un resto de pudor, los mata y los arroja de sí, hasta no limpiarse de toda sensatez y atib