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Filósofos Gobernantes y la Idea de Bien.



Un intento de filósofo gobernante.

Les comparo el enlace del episodio:


https://open.spotify.com/episode/2H7IVWVYsacaWVZzRmxeSc?si=OwcjK7zAR22zX_Gu_quklg


 Sócrates explica por qué los filósofos deben gobernar. Pero no cualquiera que se llame filósofo, lo será. “Es preciso, en consecuencia, que el verdadero amante del saber aspire con vehemencia, desde su juventud, a la verdad”. 485d.


El filósofo debe buscar la verdad. Para alcanzar la verdad, debe hacerlo comenzando con el conocimiento de las ciencias.


“Aquel, por tanto, para quien corren sus deseos hacia las ciencias y todo lo semejante, no tendrá otro placer, a lo que creo, que el alma en sí misma, y dejará de lado los placeres del cuerpo, si es filósofo de verdad y no fingido”. 485d-e.


“Un hombre de esta condición, por tanto, no podrá estimar la muerte como algo terrible”. 486b. Porque la muerte para Platón no es el final. Es un pensamiento muy ad hoc con el mes en el que celebramos a los difuntos en México.


Volviendo al tema del verdadero filósofo, éste debe tener gusto por aprender y aptitud para ello. Los filósofos estudiamos, no sólo expresamos opiniones sin fundamento alguno. Y Platón es duro con quienes no son aptos para la filosofía:


“Al alma olvidadiza, en consecuencia, no le daremos cabida en el número de las almas genuinamente filosóficas, sino que debemos exigir que tenga buena memoria.

-En absoluto.

Pues en lo que concierne a la naturaleza sin cultura ni elegancia, no diremos que pueda verse arrastrada sino a la desmesura”. 486d.


El filósofo debe tener interés y facilidad por aprender.


“¿Podrás, pues, censurar de cualquier  modo una profesión que nadie será capaz de ejercer debidamente si no es por naturaleza memorioso, fácil en el aprender, con nobleza moral y buena gracia, y además amigo y allegado de la verdad, de la justicia, de la fortaleza y de la templanza?”. 487a.


Además del conocimiento, el filósofo también debe ser una persona íntegra moralmente hablando. Para Platón, si estuviera en nuestra época, no consideraría filósofos a los que se proclaman como tales sin tener estudios reales.


“Te acordarás, supongo, que resultaron, como pertenecientes a estos hombres, la fortaleza, la magnanimidad, la facilidad para aprender, la memoria”. 490c-d.


Adimanto hace la objeción típica hacia la filosofía. La pregunta que constantemente nos hacen a los filósofos, a saber, ¿para qué sirve la Filosofía? Adimanto resaltará la inutilidad de la filosofía para el funcionamiento del Estado, de la ciudad.


La respuesta de Sócrates será, en resumidas palabras que el filósofo es el verdadero piloto de la nave. El piloto parece un inútil, pero sin sus indicaciones, la nave se hundirá. Los que no son pilotos o filósofos en la Ciudad, en realidad son demagogos para Platón.


Existen cosas que pueden apartar a los filósofos de su camino.


“Pues otras cosas aún, proseguí, estragan el alma y la apartan de la filosofía, y son los llamados bienes: la belleza, la riqueza, el vigor corporal, la parentela influyente en la ciudad y todo lo que guarda relación con ello; así que tienes ya una idea de lo que quiero decir “. 491c.


“Es así lógico, me parece, que la naturaleza más excelente, sometida a un régimen distinto del que le conviene, experimente un cambio peor que otra mediocre”. 491d. La corrupción de lo mejor, deviene en lo peor. Un filósofo corrupto, no es solamente un filósofo mediocre, sino uno peor.


Para Platón el Sofista, que es lo contrario a un verdadero filósofo, se rige por la opinión y buscan convencer a los jóvenes, y te cobran por hacerlo. ¿Cuántos de estos sofistas no vemos a menudo en la televisión? 


“En que todos esos particulares asalariados que el pueblo llama sofistas y considera como sus rivales, no enseñan sino los mismos principios de la masa; los que esta fórmula cuando está compacta, y es a esto lo que llaman sabiduría”. 493a-b.


Y prosigue:


“Y con razón se dice, agregué. Al ver, en efecto, esos otros homúnculos abandonada la plaza, pero llena, por otra parte, de hermosas frases y títulos, y tal como lo harían los fugitivos de la cárcel que corren a buscar asilo en los templos, se lanzan ellos con júbilo de sus oficios a la filosofía, y especialmente aquellos que resultan ser más habilidosos en sus artecillas. Porque a la filosofía, aun hallándose en tal condición, le queda aún, en relación con las demás artes, una dignidad de mucho mayor prestigio; y por él van en pos de ella, y en gran número, esos que por su naturaleza están imperfectamente dotados, y que tienen tan desfigurados los cuerpos como ratas y entecas sus almas, a causa de los trabajos manuales. ¿No es de necesidad que así sea?”. 495c-e.


Los sofistas buscan la fama y el dinero. Les quiero contar de un jefe que tuve cuando era profesor de ética en cierta universidad. Resulta que el profesor titular de la materia de ética era un ingeniero. Imaginen que yo como filósofo trabaje de ingeniero, pues esto pasó en mi profesión. No entiendo cómo un ingeniero pueda explicar mejor que un filósofo temas de filosofía. En fin, son cosas de la vida.


“Pues del mismo modo, cuando las gentes que no son dignas de la cultura se acercan a ella y la frecuentan sin merecerla, ¿qué pensamientos y opiniones diremos que podrán engendrar? Sofismas ¿no es así?, que verdaderamente no merecen escucharse; nada genuino ni que tenga que ver con el pensamiento auténtico”. 496a.


De acuerdo con el diccionario de Google un sofisma es un argumento falso que se pretende hacer pasar por verdadero.


¿Qué pasa con la enseñanza de la filosofía? Platón respnderá:


“En la actualidad, respondí, son adolescentes, recién salidos de la niñez, los que emprenden dicho estudio, y que después, al abordar su parte más difícil- quiero decir la dialéctica- la abandonan para dedicarse a sus asuntos domésticos y a los negocios, presumiendo, no obstante, de ser filósofos consumados. En lo sucesivo, se imaginan hacer una gran cosa si aceptan asistir, como oyentes e invitados, a conferencias dadas por quienes practican la filosofía, en la creencia de que ella debe cultivarse apenas como un pasatiempo”. 497e-498a.


A la pregunta por qué el filósofo, el verdadero filósofo debe gobernar. La respuesta de Sócrates no se hace esperar:


“El filósofo, por tanto, él por lo menos, que convive con lo que es divino y ordenado, acabará por ser ordenado él mismo, y divino también, hasta donde es posible en el hombre, y por más calumnias que los demás le levanten”. 500c-d.


El filósofo al conocer el bien, replicará lo mismo en este mundo para llevarlo a cabo. Llevará a la práctica lo que ha conocido como divino y verdadero.




“Pero si alguna circunstancia, proseguí, le obliga a esforzarse por trasladar al gobierno y costumbres privadas de sus semejantes lo que ha visto allá arriba, en lugar de modelarse a sí mismo exclusivamente de conformidad con aquello, ¿crees acaso que será un mal artífice de templanza y justicia y de las demás virtudes sociales en general?”. 500 d.


El filósofo conoce el bien, la idea de Bien con mayúscula y por eso puede gobernar, porque tratará de imitar lo conocido en el mundo de las ideas, en el mundo inmaterial y practicarlo en el mundo material. Para Platón nuestra realidad es una copia o imitación de un mundo superior, inteligible, donde reina la idea de Bien, es el mundo de las ideas. Más adelante ahondaremos en ese mundo. Por el momento debemos explicar qué es el Bien para Platón.


“Aquello, pues, que toda alma persigue y por lo cual hace todo lo que hace, cuya existencia adivina pero sin poder, en su perplejidad, aprehender suficientemente lo que pueda ser, ni apegarse a ello con una creencia tan sólida como con respecto a las demás cosas, (lo cual es causa además de que no pueda derivar de ellas la utilidad que puedan darle); en lo que concierne, pues, a algo que es de tal naturaleza y de tamaña importancia”. 505e.

Líneas adelante, añadirá:


“Lo que creo en todo caso, agregué, es que lo justo y lo honesto, cuando no se conoce su relación con el bien, no tendrán un guardián que merezca mayor estima si él mismo ignora dicha relación; y más aún, auguro que, sin este conocimiento previo, nadie conocerá suficientemente aquello otro”. 506a.


Platón nos llevó de la mano de la justicia, paso a paso hasta llegar al bien, al mundo de las ideas, donde está lo perfecto e inmaterial. Nuestro filósofo comparará la idea del bien con el sol.


“Y ahora, proseguí, puedes ya declarar que es el sol a quien yo designaba como el fruto vital del bien, engendrado por éste a su semejanza, y que es, en la región visible, con relación a la vista y a los objetos visibles, lo que es el bien en la región inteligible, con relación a la inteligencia y a los objetos inteligibles”. 508b-c.


“Pues del mismo modo habrá que decir, con respecto a los objetos inteligibles, que del bien reciben no solamente su inteligibilidad, sino que reciben por añadidura, y de él también, la existencia y la esencia; y con todo, el bien no es esencia, sino algo que está todavía más allá de la esencia y la sobrepasa en dignidad y poder”. 509b.


El mundo visible es copia del invisible, del inteligible. 


BIBLIOGRAFÍA.


La República. (Trad. A. Gómez Robledo). Bibliotheca Scriptorum Graecorum Et Romanorum Mexicana. UNAM.






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