Tuve la oportunidad de conocer a Blaise Pascal en mis años universitarios, cuando el profesor de Historia de la Filosofía nos dio a leer un legajo de sus famosos Pensamientos. Esta obra nos llegó inconclusa. El nombre original era Apología del Cristianismo, lamentablemente murió antes de poder terminarla. Pascal tenía 39 años al dejar este mundo.
Desde niño mostró ser un genio, sobretodo en las matemáticas. Descubrió por sus medios, las treinta y dos proposiciones de Euclides, algo realmente sorprendente. Para ayudar a su padre con sus cuentas, inventó una calculadora, conocida como la Pascalina.
En sus pensamientos encontramos un apartado donde intenta dialogar con los ateos; pero no mediante argumentos o razones propiamente dichos. Pascal se da cuenta que racionalmente no puede probarse la existencia o no existencia de Dios, para hacerlo, deberíamos conocer la naturaleza de Dios, lo cual es imposible. Sólo conocemos poco y de manera imperfecta.
Irremediablemente se debe elegir una de las dos opciones: cara o cruz; Todo o Nada. Estamos constreñidos a optar por una opción sobre la otra. Por eso si debes elegir, ¿por qué no apostar a ganar? Pascal mostrará lo conveniente que es apostar por Dios. En última instancia no se pierde nada y se puede ganar Todo, la eternidad...
Pascal concluye que es preferible creer. Supone una primacía de la fe sobre la razón. El peligro latente de esta apuesta es el agnosticismo.
En una de sus cartas, Nietzche muestra gran respeto por Pascal.
Les recomiendo leer los Pensamientos de Pascal y juzguen por ustedes mismos.
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