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Educación para el Alma


Aquí podrán escuchar el programa:





“El fin de la música es el amor de lo bello”. Platón.



Espero que hayan tenido tiempo de alcanzarme con mi lectura de la República de Platón, en este capítulo Platón va a retomar la conversación sobre la poesía y cómo ésta puede causar daños a la juventud. Sócrates dirá que la poesía hace a los guardianes temer más a la muerte, morir en batalla, que perder la libertad; la muerte por encima de la esclavitud.



“Si nuestros jóvenes, mi querido Adimanto, oyen estas cosas en serio, en lugar de burlarse de tales discursos indignos de los dioses, difícilmente creerán que lo sean de quien no es sino un hombre, ni se reprocharán lo que, del mismo modo, les venga en gana decir o hacer. Sin la menor vergüenza ni dominio de sí mismos, y por la menor contrariedad, prorrumpirán en gemidos y lamentaciones”. 388d.


“Ni tampoco deben ser nuestros guardianes inclinados a la risa, porque cuando se abandona uno al desenfreno en la risa, casi siempre trae esto consigo reacciones violentas”. 388e.


En cuanto al vicio, Platón da un giro drástico sobre su filosofía, aceptando la mentira sólo en ciertas personas, a saber los magistrados, quienes legislan, y solamente por el bien de todo el Estado. Es raro ver una defensa de la mentira en este filósofo.


“A los magistrados de la ciudad, en consecuencia, si es que a alguien ha de permitirse, compete el mentir, en sus tratos con los enemigos o con los ciudadanos, en interés de la ciudad y nadie más debe entrometerse en esto”. 389b-c.


Platón continúa con su censura a los poetas porque inducen a los jóvenes al desenfreno. La virtud que debe predominar en ellos es la templanza, sobre todo en el beber y comer.


“Hablando en general, ¿no son los principales elementos de la templanza la obediencia a los gobernantes y el gobernarse uno a sí mismo en lo tocante a los placeres del vino, del amor y de la mesa?”. 389e.


“Ni tampoco ha de permitirse a nuestros varones que acepten regalos o que sean amantes de la riqueza”. 390d-e.


Más adelante Platón explicará por qué la riqueza no debe permitirse en los guardines. Y nuestro filósofo prosigue con la censura hacia los poetas. Recordemos que en el programa pasado Platón los había criticado porque daban una imagen distorsionada de los dioses y los antropomorfizaban. 


“Tales discursos, además, son nocivos a quien los oye; porque no habrá nadie que no disculpe sus propios vicios si está convencido de que lo mismo hacen o hicieron los parientes cercanos de los dioses, familiares de Zeus, cuyo altar ancestral, hasta Zeus está en la etérea cima del Ida y que llevan aun intacta en ellos la sangre de los dioses. Por esto hemos hemos de hacer cesar tales cuentos, no sea que engendren en los jóvenes una grande facilidad para el mal”. 391e.


Platón dirá que los discursos son imitaciones y producen imitación en quien los escucha. Su preocupación radica en qué tipo de acciones son las que imitarán los jóvenes. En nuestros tiempos también podemos preguntarnos cuáles acciones les inculcamos a los jóvenes en los programas de televisión y en redes sociales.


“Y cuando (el poeta) recita un discurso como si él fuera el otro, ¿no diremos entonces que se conforma en cada caso lo más posible al lenguaje de aquel cuyo discurso enuncia?

-¿Qué otra cosa podemos decir?

Pero conformarse uno a otro por la palabra o por el gesto, ¿no será imitar a aquel a quien uno se conforma?”. 393c.


Pero los guardianes no deben imitar cualquier cosa, sino lo que les atañe. Hay un peligro en su educación, si no se lleva a cabo como conviene.


“Si por tanto, queremos mantener nuestro primer principio, que nuestros guardianes, dando de mano a todos los otros oficios, deben ser en la ciudad los artífices de su libertad, con absoluta exactitud y sin ocuparse de nada más sino de lo que a ello concierne, menester será que no hagan ni imiten ninguna otra cosa. Y suponiendo que algo imiten, que sea aquello que les conviene adquirir desde la infancia; el valor, la templanza, la piedad, la liberalidad y lo demás a esto semejante; pero no deben hacer nada de lo que es torpe o vil, ni procurar sobresalir en la imitación de estas cosas, no sea que por la imitación las adquieran en realidad. ¿O no has observado que la imitación, cuando se persevera en ella largamente desde la juventud, arraiga en los hábitos y en la naturaleza, así en el cuerpo y en la voz como en la mente?”. 395c-d.


Aprendemos por imitación. Por eso los poetas deben dar buen ejemplo y enseñar la virtud en sus discursos.


“De lo que nosotros tenemos necesidad es de un poeta más austero y menos agradable, cuyas ficciones tengan un fin útil, que, en nuestro interés, imite la forma de expresión del hombre de bien, y que cuando hable, conforme su lenguaje a las formas que desde el principio hemos legislado, cuando emprendimos la educación de nuestros guerreros”. 398b.


También la música debe ser simple. Hablar sólo del bien, nada de lamentos o cosas malas. Los instrumentos permitidos serán la lira, la cítara y la siringa para los pastores.


¿Qué consumes?




Somos lo que consumimos. Debe existir una armonía hasta en lo que escuchamos, comemos, vemos. Se persigue un equilibrio en la vida. Para Platón lo más importante es cuidar y educar el alma de los ciudadanos. La música es la educadora del alma. Por eso no cualquier música servirá para educar, sino la que despierte las virtudes en quien la escucha. El metal y el reguetón quedarían fuera de esta visión de Platón.


“Por consiguiente, la excelencia del discurso, de la armonía, de la gracia y del ritmo, son compañeras de la simplicidad del alma, y que es no la necedad que por hipocresía llamamos complicidad, sino la reflexión que verdaderamente organiza el carácter bien y bellamente”. 400e.


“La falta de gracia, de ritmo y de armonía, son hermanas del lenguaje torpe y del mal carácter, y las cualidades contrarias son hermanas a su vez imitaciones del carácter contrario, cuyas notas son la sabiduría y la bondad”. 401a.


Debe cuidarse lo que consumen los jóvenes, ya que incide en el alma y carácter de los jóvenes. Si ven sólo televisión sin leer y reflexionar, es de temer. 


“¿No es de temer, en efecto, que nuestros guardianes se alimenten de las imágenes del vicio, como de un mal pasto, y no lo corten y se apacienten de él, un poco cada día, pero muchas veces, con lo que acabarían sin darse cuenta, por almacenar un gran mal en su alma? ¿No será menester, por el contrario, buscar a los artistas, bien dotados que puedan seguir las huellas de la naturaleza de lo bello y lo gracioso, a fin de que, al igual que los habitantes de una comarca sana, reciban de todo una utilidad nuestros jóvenes, y que de todas partes llegue a su vista o a sus oídos cualquier emanación de las obras bellas, como la brisa de una región pura que lleva la salud, y los disponga así insensiblemente, desde la infancia, a la asimilación y amor y perfecto acuerdo con la bella razón?”. 401c-d.


El papel de la música es importante. Es la primera vez en este relato que Patón introduce el tema del alma y su educación. Un Estado que sólo atienda lo material, podemos adelantar que está condenado al fracaso. El ciudadano no quiere pan y circo nada más. También necesita valores y cultura. Desarrollar pensamiento crítico. He ahí la importancia de enseñar filosofía en nuestros días.


“La música es la educación soberana”. 401d.


“Y lo es en razón de que el ritmo y la armonía se insinúan más que otra cosa alguna, hasta el fondo del alma, de la cual se apoderan con máximo vigor y la tornan bella, por la belleza que llevan consigo, siempre que esta educación haya sido dada como conviene, porque si no, produce el efecto contrario. Quien haya sido educado en esto como conviene, percibirá con gran agudeza la negligencia y fealdad así en las obras de arte como en la naturaleza. Con justicia sentirá en este caso repugnancia, y por el contrario, alabará cuanto es bello, y con regocijo le dará cabida en su alma, haciendo de ello su alimento, a fin de llegar a ser él mismo bello y bueno. Lo feo, a su vez, lo censurará con rectitud natural, desde la infancia, y lo tendrá por objeto de odio, aun antes de haber podido adquirir la razón; y cuando ésta llegue, la abrazará, como quien reconoce un parentesco, con mayor facilidad que otro alguno que no haya sido instruido en esta educación”. 401d-402a.


La educación debe estar basada en dos grandes pilares que son la música y la gimnasia. Pero Platón en boca de Sócrates aclara que: “No es el cuerpo, a mi parecer, por bien constituido que esté, el que por su propia virtud hace al alma buena; por el contrario, es el alma buena la que por su virtud procura al cuerpo el estado mejor posible”. 403d.


“La mejor gimnasia, por tanto, sería la que es hermana de la música, que hace poco hemos descrito”. 404b.


“Que es una gimnasia simple, moderada y, sobre todo, un entrenamiento militar”. 404b.


La comida también debe ser como la describe Homero, carne asada y sin muchos condimentos y acompañamientos.


“Aquí la variedad engendra el desorden, y allí la enfermedad; al paso que la simplicidad en la música produce la cordura en el alma, y la simplicidad en la gimnasia, a su vez, la salud en el cuerpo”. 404e.


Platón hará una breve pausa para describir al buen juez. 


“Por consiguiente, proseguí, el buen juez no debe ser joven, sino viejo; que haya aprendido tarde lo que es la injusticia, y no por haberla sentido como radicada familiarmente en su alma, sino por haberla estudiado por largo tiempo como algo ajeno en las almas ajenas, que por su ciencia distinga la naturaleza del mal, y no por haberlo practicado con propia experiencia”. 409b.


Terminada esta descripción Platón describirá una educación armónica, que atienda toda la realidad del hombre, es decir que eduque cuerpo y alma, dando importancia al alma.


“Y el alma del hombre así puesto en armonía, será a la vez templada y valerosa. Y la del que está en desarmonía, será a su vez cobarde y salvaje”. 411a.


Nuestro filósofo se preguntará qué puede pasar si no se alimenta al alma, si no se nutre un pensamiento crítico. 

“¿Pero qué pasará si no hace ninguna otra cosa ni tiene comercio alguno con la Musa? Aun cuando tenga en su alma algún deseo de aprender, como no recibe gusto de ningún estudio o investigación, ni toma parte en el ejercicio de la razón o de la música en ninguno de sus aspectos, aquel deseo acabará por debilitarse y por hacerse como sordo y ciego, por no poder excitarlo ni alimentarlo, ni estar purificado de las impresiones sensibles”. 411d.


El hombre que no lee, que no escucha buena música, en cierta manera adormece su alma, se embrutece.



“Tal hombre, me parece, se convierte en enemigo de la razón y de las musas. No recurre a la razón para convencer, sino todo lo que lleva a cabo, como una fiera, por la violencia y la brutalidad. Sin ritmo y sin gracia, vive en la ignorancia y la rusticidad”. 411e.


Y en cuanto a los gobernantes deben elegirse mediante pruebas, para probar su virtud y su capacidad. Sólo los educados en música y gimnasia, en la virtud podrá gobernar. Cabe aclarar que la música incluye las matemáticas, la poesía, la literatura y las artes, es una educación profunda.


“De entre los guardianes, por tanto, deben escogerse a aquellos que, a nuestro examen, demuestren ser los más celosos en practicar, por toda su vida, lo que juzguen ser provechoso a la ciudad, y que de ningún modo querrían hacer lo que no lo sea”. 412e.


La educación del alma es importante para que el ciudadano no pierda su pensamiento crítico, su buena opinión y que no olvide la noción de justicia.


En palabras de Platón, la opinión se pierde de dos formas en los ciudadanos; de manera voluntaria o involuntaria. La forma voluntaria de perder la opinión, la opinión correcta, cuando nos damos cuenta del error y rectificamos.


La opinión también se pierde de manera involuntaria de tres formas:


1.- Por robo. Cuando nos disuaden o se nos olvida. Una distracción de lo que es importante nos la arrebata. Televisión y redes sociales.


2.- Por violencia. Cuando cualquier pena o aflicción nos hace cambiar de opinión. Represión por ejemplo. 


3.- Por hechizos. Mudamos de parecer, sea por la seducción del placer, sea por el temor de algún peligro. 413a-c. Populismo, o la demagogia, que con engaños ganan la aprobación de los ciudadanos.


No nos damos cuenta cuando cambiamos de opinión de manera involuntaria. Fuerzas ajenas inciden en ella.


También Platón distingue entre dos tipos de guardianes. Los que gobiernan y los protectores, es decir los militares. 


Los guardianes no deben poseer riquezas o propiedades porque:


“Porque desde el momento en que adquieran en propiedad una tierra, o casas y moneda, de guardianes que eran se convertirán en empresarios y agricultores, y en lugar de aliados de los demás ciudadanos se harán sus tiranos y sus enemigos”. 417a-b.

Referencias:

Platón (2000). La República. (Trad. A. Gómez Robledo). Bibliotheca Scriptorum Graecorum Et Romanorum Mexicana. UNAM.




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